Tener una buena calidad de vida después de haber sufrido un infarto, un ictus o una arteriopatía periférica es posible. Los pacientes tienen un porcentaje cercano al 90% de probabilidad de no volver a sufrir ningún evento cardiológico. Sin embargo, para conseguirlo hace falta algo más que buena voluntad y convencimiento para modificar con urgencia hábitos como el sedentarismo o el tabaquismo. La clave está en conseguir que el paciente se haga experto en su autocuidado de por vida.

El paciente deberá adoptar un nuevo estilo de vida que le permita mantener una adherencia hacia hábitos saludables. En esta ecuación no solo entran en juego factores como el ejercicio físico o el control de los factores como el colesterol, la hipertensión, la obesidad o la diabetes. El paciente deberá participar en programas psicosociales (en ellos también se implicada y motiva a las familias para que ayuden al paciente a cumplir los nuevos hábitos) y programa educacionales en los que se le enseña a comer de forma saludable, a manejar el estrés o a dejar de fumar.

En estos programas se ofrece un abordaje multidisciplinar pero, sobre todo, muchísima motivación. Angie Rodríguez, enfermera que lidera el Programa de Riesgo Vascular del Hospital de Bellvitge, lo cuenta en esta entrevista. En este podcast del programa sobre salud cardiovascular de la plataforma RED3.0 (Amgen Cardiovascular), la experta insiste: “Yo siempre le digo que hay que ponerse pilas”.

experto en autocuidado

Programas educacionales para convertir al paciente en experto en su autocuidado

El Programa de Riesgo Vascular del Hospital de Bellvitge tiene en cuenta tanto la alimentación como el ejercicio físico. Tampoco desatiende el estado emocional del paciente. “El paciente que está más deprimido o con más ansiedad no va a captar las pautas que se le dan durante el programa de la misma forma”, reconoce Angie Rodríguez. Sin embargo, el secreto que ha hecho de este programa todo un referente estatal es la calidez en el trato.

Angie Rodríguez visita personalmente a sus pacientes y les dedica todo el tiempo que necesiten. “Mis visitas duran, a veces, más de una hora. Pero no me importa. Me da mucha satisfacción saber que he ayudado a los pacientes a entender lo que tienen que hacer y que, por fin, consigan los objetivos que les marcamos”.

Algunos datos referentes a los pacientes incluidos en el Programa de Riesgo Vascular  de este hospital muestran un acusado incremento en el control de los objetivos de c-LDL, dieta y actividad física. Además, un alto porcentaje de pacientes logra controlar simultáneamente más de tres factores de riesgo cardiovascular. El reto que sigue latente es encontrar estrategias más efectivas para el control de la obesidad.

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Sobre el Autor

Quien me conoce bien sabe que vivo enamorada del periodismo y de mis raíces almendralejenses. Mi debilidad son las personas.

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