Vivimos en red. Vivimos conectados los unos a los otros a través de dispositivos tecnológicos cada vez más sofisticados que han permitido que nuestra vida sea más fácil y cómoda. Gracias a estas tecnologías ya no es necesario hacer cola en una entidad bancaria para realizar una transferencia o comprobar un movimiento. Tampoco es preciso guardar ni perder el tiempo en ojear esos corpulentos listines telefónicos que todos teníamos a mano por si, en algún momento, necesitábamos llamar a un grupo de profesionales que nos arreglase un desperfecto en el hogar.

Pero ¿qué pensábamos entonces cuando veíamos en televisión que alguien era capaz de controlar su coche utilizando su voz? ¿Qué pensábamos cuando veíamos en el cine que alguien hablaba con su reloj o que existían una gafas de reconocimiento facial? Hoy en día vemos todo ello como una obviedad, pero seguro que entonces, más de uno pensaba que “eso nunca llegaría”. Más de uno, no. Todos.

No estamos genéticamente programados para entender los cambios tecnológicos

Según el neurólogo Ignacio Hernández Medrano, está en nuestra propia esencia genética y biológica no entender los cambios tecnológicos: “Nosotros entendemos de una manera natural que los cambios tecnológicos nunca van a suceder. Por eso, cuando nos dicen que va a llegar el coche que conduce solo, de manera natural decimos «no, eso nunca pasará». Usamos ese “nunca” tan humano”.

“Tendemos a pensar, de forma intuitiva, que las cosas se comportan de una manera lineal, que las mejoras tecnológicas van a ser progresivas. Se nos olvida que las cosas ocurren de golpe. A veces las cosas explotan porque algo sucede que lo cambia todo”, explica el neurólogo Ignacio Hernández Medrano en esta entrevista en Health REDvolution, una iniciativa de Red3.0. El doctor Hernández Medrano subraya: “La innovación es absurda en perspectiva y obvia en retrospectiva”.

¿Cuál será el catalizador que provoque un cambio disruptivo en salud?

Un caso que el doctor considera muy ilustrativo sobre los cambios disruptivos es el del coche. “Los primeros coches eléctricos eran peores que un caballo. Más caros y más lentos. Llegó un catalizador, que fue el petróleo, y los coches cruzaron pasaron a ser mejores que los caballos. Todo el mundo los adoptó”. En el ámbito de la salud, también existe un catalizador. ¿Cuál será ese catalizador que provoque ese cambio exponencial en el mundo de la salud? Lo cuenta el doctor Ignacio Medrano en este podcast.

 

 

 

 

 

 

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Sobre el Autor

Quien me conoce bien sabe que vivo enamorada del periodismo y de mis raíces almendralejenses. Mi debilidad son las personas.

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